Inflexibilidad y autismo

Inflexibilidad y autismo

Ser flexible es una cualidad cognitiva que nos permite cambiar de pensamiento, favoreciendo que podamos adaptarnos a cualquier cambio en el entorno o generar nuevas alternativas que faciliten la adaptación. Las personas con autismo muestran carencias en esta cualidad, presentando patrones de inflexibilidad. Alinear objetos, seguir siempre el mismo camino, aletear, balancearse o girar sobre sí mismo, no ser capaz de despegarse de un objeto de apego, repetir diálogos de los dibujos o hablar de temas de su interés con todo detalle serían ejemplo de ello. Todas ellas son manifestaciones de inflexibilidad que se enmarcarían dentro de los patrones restrictivos y repetitivos de comportamiento e intereses, una de los rasgos nucleares del autismo.

El origen de la inflexibilidad en el autismo se encuentra en la alteración de tres competencias: la capacidad de cambio, la capacidad de anticipación y la capacidad de generar alternativas o ideas nuevas. Las personas con autismo necesitan que les demos mayor tiempo para gestionar los cambios, ya que no lo hacen de manera tan rápida como lo hacen las personas normotípicas al quedarse “enganchados” en un pensamiento, conducta o plan. Lo que podemos observar es una respuesta de frustración, irritabilidad y malestar el tener que hacerlo. Por otra parte, la alteración en la capacidad de anticipación, provoca que no les permita prever los imprevistos y adelantarse a los cambios, lo que les genera incertidumbre y falta de control, de ahí que manifiesten resistencia a la invarianza. En cuanto a la alteración en la capacidad para generar ideas nuevas, ésta hace que se sientan inseguros y ansiosos en entornos no predecibles y cambiantes, ya que no tienen la seguridad de poder generar nuevas alternativas que le ayuden a adaptarse al cambio.

Debemos reflexionar sobre cómo la inflexibilidad afecta a la persona con Tea, si interfiere en su aprendizaje o limita las interacciones sociales para decidir si debemos o no intervenir en este aspecto. Todas aquellas conductas inflexibles que no interfieren en la calidad de vida de la persona ni de su entorno, no debemos tratar de cambiarlas o eliminarlas, sino todo lo contrario, debemos respetarlas y aceptarlas.

Si pensamos por un momento en cómo celebramos la victoria de nuestro equipo en una competición, nos daremos cuenta que consideramos como algo normal el hecho de saltar o gritar, entonces ¿por qué no podemos hacer lo mismo cuando una persona con autismo aletea de la emoción al ver sus dibujos favoritos? Hay que tener en cuenta que el hecho de realizar este tipo de comportamientos repetitivos permite a la persona mantener un nivel de atención adecuado, reducir la carga estimular, controlar el estrés y disfrutar de sensaciones agradables.

Solo en los casos en los que la manifestación de dichas conductas afecta a la calidad de vida de la persona o su familia, dificulta sus aprendizajes o su desarrollo social, es cuando nos debemos plantear intervenir sobre ellas. La intervención en estos casos no se debe orientar a cambiar su forma de ser, actuar o sus preferencias, sino ofrecerles herramientas que les ayuden a hacer frente a los cambios sin que les genere angustia o dificultades de adaptación.

Ángeles Aguilar Pastor
Psicóloga especializada en autismo

2 Comments
  • Meliss
    Posted at 21:39h, 24 marzo Responder

    Últimamente mi hijo de 3 años,su rigidez o inflexibilidad la manifiesta mordiendo y pegando.
    Estamos intentando cambiar esa conducta pero se está haciendo muy difícil.
    Ideas por favor!!!!!

    • celestea
      Posted at 13:51h, 25 marzo Responder

      Hola Meliss, gracias por contactar con nosotras. En este caso lo más conveniente es analizar los motivos por los cuales tu hijo muestra inflexibilidad, al final la conducta de morder o pegar es una respuesta adaptativa a una situación que no sabe gestionar. Para ello sería necesario que partierais de una análisis del contexto (qué ocurre a su alrededor), valorar qué función tiene la conducta y cómo actuáis los adultos. La falta de recursos comunicativos, la dificultad para comprender el entorno o la carga estimular del contexto son en parte los motivos que pueden explicar esta forma de actuar. Identificando los motivos podréis orientar los recursos, dotándole de habilidades comunicativas, utilizando apoyos visuales para anticipar o explicar qué se espera, o simplemente puede implicar bajar el nivel de exigencia.
      Hay que tener en cuenta que estas son unas recomendaciones generales y que sería necesario abordar cada situación de manera específica para poder darte orientaciones más concretas.

      Esperamos haberte ayudado. Si necesitas más información no dudes en contactar con nosotras, estaremos encantadas de poder ayudarte.

      Saludos¡¡

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