Modelo centrado en la familia

Modelo centrado en la familia

El modelo centrado en la familia busca capacitar a las familias para que puedan funcionar de forma eficaz en su entorno, es decir, pretende que la familia participe como parte fundamental del proceso y pueda actuar de forma efectiva dentro de los diferentes contextos del niño/a. Esta práctica se centra en las fortalezas y recursos que tiene la familia y que puede usar para lograr sus propios objetivos.

Si nos referimos a la Atención Temprana, inicialmente el concepto de “estimulación precoz” partía de un modelo de intervención clínica y rehabilitadora, centrando el “problema” sobre el desarrollo del niño y basando el tratamiento en corregir el déficit, donde la familia asumía un papel complementario en la intervención. Hasta el año 2000 no se contempla a la familia y al entorno como agente de intervención en la definición de Atención Temprana, pero no es hasta mucho más adelante cuando se considera la necesidad de ampliar el tiempo dedicado a la familia y al entorno en la intervención.

En la actualidad son ya muchos los estudios que recogen la importancia de realizar una intervención temprana basada en las Prácticas Centradas en la Familia. Como recoge el manifiesto de AEIPI de abril de 2020 “El fin último de los servicios de atención temprana debe ser el de favorecer y potenciar, a través de la intervención sobre la triada familia-niño/a-entorno, el EMPODERAMIENTO FAMILIAR. Así la familia pasa a sentirse competente y confiada en la toma de decisiones de los servicios que necesita su hijo”.

Pero estas prácticas no se limitan solo a la Atención Temprana, hoy en día este cambio de paradigma está llegando poco a poco a muchos profesionales, pasando de un enfoque puramente clínico a un enfoque más social, que contempla a la familia como parte fundamental del desarrollo del niño/a.

Carl Dunst (1998) desarrolló un modelo centrado en la familia basado en cuatro componentes que describen formas de trabajar con las familias, estos componentes son:

1. Identificar las necesidades de la familia
2. Identificar los recursos y las fortalezas de la familia
3. Identificar fuentes de ayuda.
4. Dar autoridad y capacitar a las familias para que usen sus fortalezas y sus fuentes de ayuda para satisfacer sus necesidades.

Además de estos componentes, destacamos tres elementos claves de las prácticas centradas en la familia: 1) priorizar las fortalezas y no los déficits, 2) dar importancia a la elección de las familias y los recursos de los que dispone y 3) promover una relación directa entre las familias y los profesionales.

Para nosotras, estos tres aspectos son fundamentales, pero damos especial importancia a la relación directa entre profesionales y familias, ya que nos parece esencial crear un equipo de trabajo conjunto en el que se trate con dignidad y respeto a las familias y se tengan muy en cuenta sus valores y sus opciones.

No debemos olvidar que los miembros de una familia son “expertos” en todo lo que afecta a eso, su familia, por lo que sus opiniones deben tenerse muy en cuenta en la intervención a realizar.

Ésta y mucha más información interesante sobre las prácticas basadas en la evidencia y el modelo centrado en la familia lo podéis encontrar en @aeipi (Asociación España de Intervención en la Primera Infancia) así como en la guía “Un enfoque de la discapacidad intelectual centrado en la familia” de Linda Leal.

Elena Carratalá
Psicóloga especializada en autismo

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