Síndrome de Asperger: un modo distinto de percibir el mundo

Con motivo del día internacional del Síndrome de Asperger hoy os queremos hablar sobre este diagnóstico. Aunque actualmente esta terminología ha desaparecido en los manuales de criterios diagnósticos, aún se sigue utilizando para referirse a las personas TEA con un menor grado de afectación. 

En la actualidad el término correcto para referirnos al Síndrome de Asperger es el de trastorno del espectro autista, y es esto lo que en ocasiones crea confusión. Para muchas familias es difícil entender que se establezca un mismo diagnóstico a un niño que no tiene lenguaje oral, escaso contacto ocular y muy poca atención conjunta (esto es la atención que comparten dos personas a un mismo objeto), que a aquellos que tienen un lenguaje muy elaborado, son capaces de recordar con detalle el nombre de todos los dinosaurios existentes o contarte sin cometer ningún error en qué consiste una fusión nuclear. 

Pues así es, el diagnóstico en estos diferentes casos es el mismo, TRASTORNO DEL ESPECTRO AUTISTA; y lo que variará será el grado de apoyo que corresponde a cada uno de ellos. 

Para mí el autismo es apasionante y nos permite cuestionarnos muchas cosas que en nuestro día a día no nos paramos a pensar. Por ejemplo, cuántas frases con doble sentido utilizamos en nuestro vocabulario, cuántas ironías incluimos en nuestra forma de comunicarnos o cuánta información transmitimos con un pequeño gesto. Trabajar con ellos me ha ayudado a poner mi atención en toda la información que acompaña a una conversación y darme cuenta que la mayoría de veces es esto lo que les hace “perderse” en las diferentes situaciones sociales. En muchas ocasiones estos niños y niñas me han dicho en sesión de intervención que “los otros niños hablan demasiado rápido”, pero no es la velocidad de su habla lo que no les permite entenderlos, si no la cantidad de información que aportamos en nuestras conversaciones por canales diferentes al habla. 

Otro aspecto que caracteriza a las personas con este diagnóstico y que también les interfiere en las relaciones sociales son sus intereses, generalmente muy peculiares para su edad. Son innumerables los ejemplos que podría contar en este sentido. Recuerdo un niño que con tan solo 5 años tenía interés por los presidentes del gobierno, pudiendo hablar de ellos con un vocabulario realmente sorprendente. O también otro pequeño de 7 años que podía hablarme de todo lo ocurrido en el hundimiento del Titanic con una exactitud abrumadora. Esto es lo que se define como intereses restringidos y que, como podemos imaginar, no coinciden con los intereses de los niños y niñas de su edad.

No debemos olvidar que, el objetivo de las personas que tratamos de una manera u otra con los niños y niñas con autismo, no debe ser únicamente enseñarles ellos a reconducir esos temas de interés o a ponerse en el lugar del otro. También debemos enseñar a la sociedad a comprender su forma de pensar, adaptarnos a sus necesidades y potenciar sus fortalezas. Sólo así estaremos integrándoles de verdad. 

Para terminar, me gustaría recomendar un documental que me parece muy interesante para entender mejor este diagnóstico. Me parece genial la forma en la que Alberto y Cristina explican su diagnóstico en la última parte del documental “El laberinto autista” de Documentos TV. !Espero que os guste tanto como a mi! 

Elena Carratalá

Psicóloga Especializada en el Trastorno del Espectro Autista

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